Tampoco se requiere de una gran inversión en escenografía o vestuario. Puede pensarse en que los personajes se distingan sólo por un sombrero o aditamento que defina a su personaje, o bien recurrir a elementos que se tengan a la mano. Lo que no pueden faltar, son los cuernos para el diablo, y una aureola y vestimenta blanca para San Miguel.En cuanto a los escenarios, puede ser desde una explanada hasta un teatro profesional.

No se requiere una gran inversión, pues generalmente la travesía es en espacios abiertos, y en todo caso, se pueden valer de referentes minimalistas para indicar dónde se encuentran: un cruce de caminos, una valla de madera para el pesebre, un semáforo para una ciudad…

Desarrollar una pastorela política requiere más ingenio pero suelen ser más exitosas. Para ello es necesario llevar la realidad social de un lugar preciso (un país, una provincia, una localidad) y observar detenidamente el comportamiento de sus gobernantes y de su población. El reto es transcribir esta realidad, de manera cómica o sarcástica, a la trama de la pastorela y dejar una reflexión sobre el comportamiento de cada espectador.

De igual modo, se pueden abordar, siempre en tono bromista pero aleccionador, temas familiares, como la violencia intrafamiliar, el amor a los hijos, el agobio del trabajo, el apoyo cotidiano entre los integrantes. Incluso temas como el narcotráfico han servido de inspiración para mantener vigentes a las pastorelas y dar un mensaje que conmueva y evangelice como lo hizo con los antiguos mexicanos.