El “Ángel” de la Independencia

 

No es un ángel, aunque parece custodiar el ir y venir de una de las ciudades más populosas y entrañables del mundo. No importa si es una noche fresca, un día caluroso y gris, o una tarde de intensos colores, el “Ángel de la Independencia” resplandece en el horizonte con su dorada y griega belleza. No sólo es un monumento, o un mausoleo, es el símbolo de la capital mexicana. Y su historia va de la mano con la consolidación de México como país independiente.

 

Prácticamente desde que se consumó la Independencia de México, se pensó en la idea de hacer un monumento a la nueva nación y sus héroes. Sin embargo, los constantes cambios de gobierno hicieron que ninguno de ellos fructificara. Uno de ellos fue convocado por Antonio López de Santa Anna, en 1843. Aunque los jueces de la Academia de San Carlos habían ya elegido a un ganador, Santa Anna se inclinó por el proyecto presentado por Lorenzo de la Hidalga.

 

El 16 de septiembre de ese mismo año se colocó la primera piedra en la plaza de armas de la ciudad, y se cimentó el zócalo, que es el primer cuerpo de cualquier construcción, y que sirve sólo para nivelar sus basamentos. En ese momento se acabaron los recursos y el periodo de gobierno de Santa Anna. Desde entonces, los habitantes de la ciudad de México le llaman Zócalo a la Plaza de la Constitución, que es su nombre oficial.

 

El emperador Maximiliano de Habsburgo, durante su breve mandato, hizo su intento por rendirle honor a los héroes de independencia, pero tampoco pasó de la primera piedra colocada por su esposa, la emperatriz Carlota.

 

Picture by Yemile Girón

 En 1886, a tan sólo 14 años de que se celebrara el centenario de la Independencia de México, el presidente Porfirio Díaz lanzó una nueva   convocatoria, que ganó la firma Cluzz and Shultze de Washington D.C.. El destacado arquitecto Antonio Rivas Mercado quedó a cargo de la obra   artística. Finalmente, el 16 de septiembre de 1910, Porfirio Díaz inaugura el bello monumento, una verdadera obra maestra de clara influencia   romana, pero coronada con la Victoria Alada, el Ángel, símbolo de triunfo entre los griegos.

 

 En posición de vuelo, esta hermosa Victoria Alada es la que ofrece una guirnalda de laurel a la Patria, como símbolo de su triunfo. En la otra mano   lleva una cadena de tres eslabones, que representan los tres siglos de dominio español. Esta hecha de bronce y recubierta de hoja de oro. Se posa   sobre una columna tipo corintio, de 35 metros de altura y 2.9 metros de diámetro y hecha con cantera de Chiluca, una variedad de piedra nacional.

 

 Al pie de la columna se encuentran varios conjuntos de esculturas que recuerdan a los héroes que dieron la vida en el movimiento de Independencia: Miguel Hidalgo junto a quien se encuentra escribiendo la musa de la Historia y la Patria, ofreciéndole una guirnalda de laurel, así como José María Morelos, Francisco Xavier Mina, Nicolás Bravo y Vicente Guerrero.

 

También se aprecian algunas efigies que representan a La Paz, La Guerra, La Ley y La Justicia, hechas por el escultor Enrique Alciati. También llama la atención la hermosa escultura de un león guiado por un niño, que representa la fuerza dominada por la inteligencia y la sabiduría.

 

Una visita a la ciudad de México sin pasar bajo sus alas no está completa. A pesar de su cotidianidad en la capital, basta una mirada atenta para sentir de nuevo la admiración por el “Ángel” y todo lo que significa.