La Revolución Mexicana aumentó el deseo por una verdadera transformación en México y se comenzaron a hacer demandas más radicales de parte del pueblo que buscaba una revolución social, política y económica.

 

Así surgió el Muralismo que es un movimiento artístico a principios del s XX y fue creado por un grupo de intelectuales, pintores mexicanos y fue reforzado por la gran depresión y por la primera guerra mundial.

 

Muchos cambios fueron implementados cuando Álvaro Obregón llegó al poder. Fueron distribuidas tres millones de hectáreas de tierras a los campesinos, los programas educativos fueron mejorados y se dieron fondos para fomentar las artes. Y muchos de esos fondos fueron utilizados por los Muralistas y así expresar orgullosamente su pasado indígena y educar a la gente.

 

Así en 1932 Álvaro Obregón encomendó a José Vasconcelos para que se desempeñara como secretario de Educación Pública de México. Vasconcelos se encontró con que el 90% de la población era analfabeta y se dio a la tarea de encontrar una forma de enseñar a la gente más sencilla de entender. Entonces ayudó al Dr. Atl (Gerardo Murillo) quien fue pintor y maestro y es considerado el maestro del Muralismo. El Dr. Atl ya antes había fundado el Centro Artístico de la Ciudad de México para expresar sus ideas a través de murales.

 

Los artistas e intelectuales querían una nueva identidad nacional y buscaban consolidar los ideales sociales creados en la revolución y por medio de su arte destacaron el nacionalismo y así cambiaron las ideas preexistentes contra los indígenas.

 

El Sindicato Revolucionario de Obreros y Técnicos y Plásticos surgió en 1922, era la Unión Revolucionaria de Obreros Técnicos, Pintores, Escultores y Afines, que expresó las ideas socialistas a través del arte y muralismo, y esta unión quería incluir a artesanos, talladores de madera y tejedores textiles, pero no fueron considerados artistas, esto hizo a la población entender lo importante de los murales y se sintieron parte del movimiento.

 

Así surge “El Machete”, periódico semanal que imprimía la información de la Unión y era accesible a la mayoría del pueblo.

 

Para 1923 el Muralismo se volvió muy conocido dentro y fuera de México. Los llamados “Los Tres Grandes” fueron David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco que pintaron con los fondos del departamento de Educación y José Vasconcelos. José Manuel Puig Casauranc tomó el cargo después de Vasconcelos y únicamente apoyó a Diego Rivera.

 

El Muralismo cambió la manera de pensar de muchos acerca de los indígenas mexicanos, destacando su cultura y la enseñanza de su historia. Muchos muralistas incluían problemas de relevancia social y eran útiles ya que comunicaban pensamientos acerca de la política de la izquierda y provocaron conciencia social.

 

Muchos murales fueron creados en la mayor parte de México entre 1920 y 1970 con temas relacionados a políticas y nacionalismo enfocado, a veces, en la Revolución Mexicana, en la identidad mestiza y en la historia de las culturas mesoamericanas.

 

Los aspectos políticos y nacionalistas tenían poco que ver con la Revolución Mexicana, especialmente en las últimas décadas, su objetico tenía que ver más con glorificarla y sus resultados como un medio para legitimar el gobierno posterior a la Revolución.

 

Otra orientación política iba más hacia el Marxismo y especialmente la lucha de clases. Esta fue más fuerte con Rivera, Orozco y Siqueiros quienes eran comunistas. Los mensajes políticos se convirtieron radicales pero permanecieron con firmeza en la izquierda y la justicia social.

 

Mucha de la producción de murales resaltaba el aspecto indígena de la cultura mexicana y era un factor importante en la creación del México moderno, esto fue añadido con la idea de reexaminar la historia desde una perspectiva diferente.

 

El pensamiento fundamental de los muralistas era el rechazo a la idea  de que el arte es sólo para una minoría selecta, en realidad es para todo el pueblo.