Qué difícil es resumir la historia y la grandeza de una nación en un solo emblema, en una canción o en un lienzo. Especialmente cuando se trata de un país en el que conviven varias culturas con su propia cosmovisión, varios milenios de historia y una sorprendente riqueza natural…

 

México es uno de esos países cuya esencia difícilmente se puede resumir en una frase o en una imagen. A México se le puede encontrar en una refrescante rebanada de sandía o en el aroma de una flor que se abre al anochecer, lo mismo en un libro escrito por un Nobel de Literatura (“El laberinto de la Soledad”, de Octavio Paz), que en el título de un poema como el de “Suave Patria”, de Ramón López Velarde. México es un país que provoca a los sentidos, inspira a la imaginación; es el “país surrealista por naturaleza”, según expresó el artista francés André Bretón.

 

México resguarda paisajes cuya belleza y color se quedan impresos por siempre en el corazón, como un oasis en pleno desierto llamado Cuatrociénegas (Coahuila), o  una cascada petrificada en Hierve el Agua (Oaxaca), o una transparente laguna resguardada por la selva en Sián Kaán (Quintana Roo).

 

También es una nación cuya identidad ha sido enriquecida con maravillosas historias y leyendas fascinantes, como el relato de una tribu que viajó para establecerse donde un águila los aguardaba devorando una serpiente (fundación de Tenochtitlan, la capital azteca), o el de un grupo de guerreros que emprendieron el vuelo durante un ritual para pedir tierras fértiles a sus dioses (voladores de Papantla, Veracruz).

 

En México se le reza lo mismo a la Virgen María que a la Santa Muerte, aunque también se preserva una gran cantidad de rituales y creencias del remoto pasado prehispánico. Existe un pueblo en Veracruz donde la gente, siguiendo tradiciones prehispánicas, se “limpia” con hierbas delante de un Cristo, lo cual resume un sincretismo de raíces prehispánicas, españolas, africanas, judías, orientales…

 

En México hay pueblos fantasmas (Real de Catorce, San Luis Potosí) y pueblos cuya vitalidad ha cautivado a un sinfín de extranjeros (San Miguel de Allende, Guanajuato). Hay algunos cuyo misticismo se mantiene intacto (Cuetzalan, Puebla)  y otros construidos con fortunas de hombres ilustres (San Miguel Regla, Hidalgo). También hay ciudades caóticas, desbordadas, como la ciudad de México, y otras ciudades cuyo majestuoso silencio nos abruma, como Teotihuacan.

 

Así como es de diverso este país, así también hay un fuerte lazo que nos une: la mexicanidad. Tenemos un sinfín de imágenes ante las cuales los mexicanos reaccionamos con un fuerte sentido de pertenencia, y muchas canciones describen nuestra admiración por la tierra en que nos tocó vivir. Estos son los iconos de México, y aunque cada mexicano tiene su muy personal icono con el cual rinde tributo a su nación, existen algunos que llevamos todos en el corazón.

 

 

LOS SÍMBOLOS PATRIOS

 

Bandera Nacional de México

 

Almo y sacro pendón que en nuestro anhelo

como rayo de luz se eleva al cielo

inundando a través de su lienzo tricolor

inmortal nuestro ser de fervor y patrio ardor.”

Toque de Bandera

 

La primera actividad de la semana en todas las escuelas primarias en México es rendir honores a la bandera. Una escolta conformada por los niños más estudiosos del sexto –y último- grado tiene el honor de llevar la bandera hacia el centro del patio y ante ella, toda la escuela entona el Himno Nacional. Es un momento de mucha solemnidad.
La Bandera de México es un discurso gráfico de nuestra historia, sus colores y el escudo cuentan con elementos prehispánicos que maduran en la Época Colonial y se consagran con la consumación de la Independencia, enriquecidos con el simbolismo del liberalismo francés que propició el movimiento insurgente.

banderamexico (1)

A pesar de su juventud (apenas dos siglos de vida), la Bandera de México ha sufrido 13 modificaciones, si partimos del estandarte de la Virgen de Guadalupe que utilizó el cura Miguel Hidalgo para llamar al pueblo de México al movimiento de Independencia en 1810.
Los colores que hoy conforman la Bandera de México se integraron hasta 1821, cuando Agustín de Iturbide dio a conocer el Plan de Iguala, que ofrecía tres garantías: mantener la fe católica como única religión aceptable del país que nacía (blanco), los ideales del movimiento insurgente (verde) y la unión de españoles y criollos en una misma raza (rojo). Ese año se consumó la Independencia de México e Iturbide entró triunfante a la ciudad de México con el llamado Ejército Trigarante.

 

Esta bandera tenía en el centro un águila coronada, y en el discurso de coronación de Iturbide como primer Emperador de México, se explicaba como la restauración del imperio azteca que había sido derrocado por los españoles tres siglos atrás.

A partir de entonces, a pesar de los vaivenes políticos que sufre México, los tres colores se conservan en el lábaro patrio mexicano, aunque sí cambiaron de significado. Hoy, el verde significa esperanza, el blanco significa la unidad de nuestra nación y el rojo la sangre de los héroes que nos han dado “patria y libertad”.