El pueblo maya fue especialmente atento a los ciclos de la naturaleza: movimientos de los astros, cambios de estaciones, tiempos de lluvia y de sequía… y en torno a ellos se estructuró su estilo de vida: fiestas religiosas, siembras, ofrendas a los dioses, fundaciones de ciudades e incluso, las declaraciones de guerra. El poder de la clase dominante estaba cifrado en estos conocimientos. Con éstos legitimaban su “origen divino” ante las clases populares.
Es falso que los mayas hayan “desaparecido misteriosamente de la faz de la Tierra”. Después de numerosas guerras civiles y con la llegada de los españoles, los mayas se desperdigaron por la Península de Yucatán. Aunque prácticamente todo testimonio físico de su historia y cultura (códices, libros, obras de arte) fueron destruidos en el gran incendio provocado por Fray Diego de Landa en un pueblo llamado Maní (1562), mucho de lo que hoy se sabe de los mayas es gracias a sus descendientes.
Los mayas son quizá la única cultura que entre su mitología incluye a una deidad patrona de los suicidas. Esta diosa era oscura y fatal, pero irresistiblemente hermosa, por ello la mayoría de sus víctimas eran los hombres. Se debía tener cuidado al invocarla o mencionarla siquiera… es la Xtabay, y aquí se cuenta su leyenda.
