Emiliano Zapata Salazar, también conocido como el “Atila del Sur” o el “Caudillo del Sur”, vio la luz el 8 de agosto de 1879 en San Miguel de Anenecuilco, en el estado de Morelos.
Nació en el seno de una familia campesina; trabajó como peón, labriego, ganadero y aparecero y recibió una pobre instrucción escolar. Sentía un inmenso amor por su tierra, por su pueblo y también por las mujeres.
Su vida fue, hasta antes de convertirse en guerrillero, como la de cualquier campesino mexicano, pero al estar en desacuerdo con el sistema rígido y feudal, se lanzó para luchar en el sur del país contra los terratenientes y el Gobierno.
En el norte existía otra figura revolucionaria, la de Francisco Villa que inició con el bandidaje; sin embargo, Zapata, siendo más honrado, siempre estuvo del lado del pueblo.
Su lucha se localizó en Morelos, donde ya existía una conciencia proletaria que comenzaba a dar frutos. Se adhirió al Plan de San Luis Potosí, de Madero que ofrecía el reparto de la tierra; sin embargo, esto no se llevó al cabo.
Tras la caída de Porfirio Díaz, iniciaron las discrepancias entre Zapata, que exigía el reparto inmediato de las tierras a los campesinos, y Madero que exigía el desarme de las guerrillas.
Finalmente, Zapata aceptó el licenciamiento y desarme de sus tropas, con la esperanza de que la elección de Madero le abriera las puertas a la reforma.
Al poco tiempo, Madero comenzó a reprimir y limitar las concesiones del Estado de Morelos, pues no podía consolidar el poder burgués que deseaba.
Dado el fracaso de las conversaciones entre Zapata y Madero, el primero elaboró el Plan de Ayala, en el que declaraba a Madero incapaz de cumplir los objetivos de la revolución y anunciaba la expropiación de un tercio de las tierras de los terratenientes a cambio de una compensación, si se aceptaba, y por la fuerza en caso contrario.
El lema “Tierra y Libertad” al igual que “la tierra es de quien la trabaja” simbolizaron la ideología zapatista.
A partir de la proclamación del Plan de Ayala, los zapatistas defendieron sus ideales contra los gobiernos de Madero, Huerta y Carranza.
Liquidaron el latifundismo y repartieron la tierra; confiscaron los ingenios y una gran empresa papelera y los pusieron a trabajar en beneficio de la población; fundaron un banco agrícola y abrieron numerosas escuelas primarias, incluso para adultos; reorganizaron la vida política de los municipios dando impulso a la organización tradicional de los campesinos y crearon comités de vigilancia.
En la convención de Aguascalientes se concretó la alianza Zapata – Villa contra Carranza. Cuando Carranza se retiró a Veracruz, Zapata y sus fuerzas, junto con las fuerzas del general Villa, ocuparon la capital de la República.
Carranza, que veía en el movimiento zapatista un obstáculo para sus ideales, ordenó a Guajardo deshacerse de él tendiéndole una trampa y asesinándolo, en la hacienda de Chinameca, en Morelos el 10 de abril de 1919, creyendo equivocadamente que terminaría con la revolución campesina.
Zapata, hizo del agrarismo su bandera de lucha, proponiéndose no dejar las armas hasta que la totalidad de las tierras, en poder de los latifundistas, fueran restituidas a los campesinos que las trabajaban, por lo que es considerado como el Padre del Agrarismo Mexicano.