En la pastorela también hay que destacar la moraleja: una pastorela no es tal si al final no deja testimonio de que el bien siempre vence al mal, y de que la Navidad es un tiempo de perdón y de armonía.

El arrepentimiento forma parte fundamental de la pastorela. Alguno de los personajes que haya sido seducido por el Diablo deberá hacia el final de la obra, reconocer su falla y pide perdón frente al Niño Dios

En el caso de esta pastorela, Néstor cayó previamente en la tentación de una bolsa de dinero que le dio el Diablo para que convenciera a sus amigos de no ir a Belén:

PASTOR: Es el Niño que ha encendido los luceros.

PASTORA: Creo en el Salvador, creo en el Niño Jesús.

NÉSTOR: Me arrepiento de haber sido descreído. Perdóname, Señor mío y Dios mío. Yo en mi ceguera e incredulidad me alejé de mis hermanos, yo que pequé contra el cielo y contra ti, yo que fui soberbio, te pido perdón.

Rimar los diálogos era una costumbre muy típica de los siglos pasados, y aún ahora se utiliza para crear versos cómicos, pero tampoco es una obligación para crear un guión de pastorela.

Normalmente, los principales personajes de la pastorela son los pastores, San Miguel y el Diablo, que cuenta con el apoyo de otros diablos, usualmente torpes y a veces hasta poco convencidos de querer ser malos. Suele aparecer José y María hacia el final de la representación, pero esto no es obligatorio.

El Diablo siempre se comportará persuasivo con los pastores, y San Miguel será de carácter decidido. Los pastores suelen ser entusiastas, aunque habrá alguno flojo y propenso al pecado. Puede haber otro que a pesar de su convicción, sea torpe y haga de bufón a lo largo de la pastorela.

Mira en este diálogo cómo el Diablo convence al lobo por su lado más débil: el hambre, en la pastorela ‘El lobo de Belén’.

DIABLO: ¡Hola! Lobo de Belén.
LOBO: ¿Quién eres?
DIABLO: ¿No ves? Mira mi cola, mis orejas y mis colmillos. Soy un lobo como tú.
LOBO: Veo tus cuernos. Los lobos no tenemos cuernos.
DIABLO: Es que mi pobre madre soñaba tanto en comerse un carnero que cuando nací, nací con cuernos, ¿No me vas a decir que no son originales?
LOBO: Bastante originales. Pareces tanto un carnero que con el hambre que tengo sería capaz de comerme un lobo con cuernos. (Hace intento de atacar).
DIABLO: (Asustado). Espera, espera, pobre amigo mío. ¡Qué hambre has de tener! ¿Te gustaría comerte un cordero?
LOBO: ¡Yo con gusto diez me comería!… (triste) si no hubiera pastores y garrotes.
DIABLO: Pues yo te ofrezco un cordero, sin pastores que lo cuiden, ni garrotes que golpeen,
un corderito especial, recién nacidito, como nunca otro has comido.
LOBO: ¿Dónde? ¿Dónde está esa maravilla de que me hablas?
DIABLO: Espera aquí a la orilla del camino, vendrán dentro de poco un carpintero su mujer, síguelos, ellos irán esta noche a Belén, allí nacerá el cordero de Dios.