Cuenta la leyenda que Quetzalcóatl, dió a los toltecas los granos del cacao. Lo que el dios quería era tener a su pueblo bien alimentado y de esa manera poderse dedicar completamente a ser mejores hombres, estudiosos, sabios, arquitectos, artistas y artesanos.
Quetzalcóatl robó el árbol del cacao del paraíso en donde vivían los dioses y plantó el pequeño arbusto en Tula.
Ya que plantó el pequeño arbusto, le pidió al dios del agua, Tláloc, que enviara lluvia a la tierra para que la planta se pudiera alimentar y crecer.
Después fué a visitar a Xochiquetzal, diosa del amor y la belleza y le pidió que le diera al árbol flores hermosas. Con el tiempo la planta floreció y dio frutos de cacao.