Respecto al gobierno la población Olmeca estaba dividida según su oficio en el trabajo bajo un gobierno teocrático, esto es que los dioses según ellos les decían quiénes eran los elegidos para gobernar, en los estratos bajos se encontraban los agricultores, los lapidarios, los escultores, los orfebres, los joyeros.

En un nivel superior los comerciantes, en uno mayor, la nobleza militar y para tomar las decisiones más importantes estaban los sacerdotes cuya presencia otorgaba una estabilidad.

De manera que el pueblo Olmeca era politeísta (adoraban a varios dioses) con un gran sentido de los misterios de la religión. La máxima representación era la del dios jaguar centro del pensamiento religioso y también se encontraba la serpiente como símbolo del agua en la Tierra.

 

Mural de Rufino Tamayo

 

De la unión de ambos animales nació una figura serpiente-jaguar que se volvió la expresión del agua fertilizante para la Tierra, de la cual nacía la vegetación y el alimento del hombre, es decir, el maíz que representa la propia vida.

Aunque en el Valle de Anáhuac se asentaban los pueblos provenientes de la región Norte, los Olmecas se expandían cada vez más hasta que las tribus de las nahoas se impusieron en fuerza y número a los Olmecas. De la unión de estos dos pueblos surgieron los totonacos, huastecos, huejotzoncas, etc. Quienes con el transcurrir de los años pertenecerían al poderoso imperio azteca de Moctezuma Ilhuicamina que en una sangrienta campaña que duró desde 1458 hasta 1463 se adueñó de varias regiones estratégicas. El mundo prehispánico una vez más sufrió cambios y la tradición de los pueblos dominadores y dominados continuó con el último logro azteca de fundir tantos pueblos en un sólo imperio, de manera que se preparó el terreno para los conquistadores europeos.

 

Otra parte de la vida diaria de los Olmecas era la agricultura fundamental en su economía y manejaban la técnica típica mesoamericana: la roza. Es decir, preparar terrenos que han servido al cultivo con una limpieza total del plantío llamado tumba, luego procedían a incendiar todo el sembrado llamado quema, utilizaban esta técnica con la creencia de que se lograría una tierra más fértil.

La alimentación Olmeca también incluía algunos frutos del bosque: mamey, zapote, así como peces, tortugas y moluscos. También venado, pejelagarto, cocodrilo, jabalí, jaguar, caimán, faisán y perdiz.

Los rasgos físicos de los Olmecas se mantienen en misterio porque las esculturas o figurillas encontradas reflejan una parte de realidad y otra las ideas totémicas que manejaba éste pueblo.

De cualquier manera por restos de las tumbas se cree que eran personas de poca estatura, fuertes, de cabeza deformada voluntariamente y rapada, ojos oblicuos, nariz ancha, cara redonda y labios gruesos. Los Olmecas también se dividían en estratos sociales y la clase más pobre cubría sus cuerpos con calzones de manta. Los sumos sacerdotes eran quienes portaban atuendos con hilos de colores y todo tipo de joyería que producían los artesanos del reino.

La escultura de piezas monumentales es una de las obras de mayor trascendencia del pueblo Olmeca a la humanidad. Las famosas cabezas colosales de La Venta y Tres Zapotes fueron transportadas desde canteras muy alejadas sobre grandes rodillos de madera hasta el destino final de la escultura. De igual manera era un pueblo con importantes conocimientos matemáticos y astronómicos que sirvieron como base al preciso calendario maya del cual tiene una importante influencia Olmeca.

El sistema de escritura Olmeca fue el precursor de los jeroglíficos mayas. Los Olmecas dejaron establecidos patrones culturales que influyeron en sus sucesores en los siglos venideros, por ello se considera la cultura madre más importante de México.

La cerámica Olmeca en un principio era monocroma: un solo color, negro, café, roja, blanca y con escasa decoración, solo cuerpos esféricos; pero al transcurrir el tiempo cambiaron los gustos de los artesanos por bicromía: rojo sobre blanco, blanco sobre rojo, rojo sobre café, gris con blanco, negra con bordes blancos agregando las bases planas a los conocidos diseños esféricos.

Las figurillas se elaboraban a mano: una versatilidad de figuras, hachas y estatuillas de jade, jadeíta o serpentina, de formas muy diversas en las que predominan las representaciones de la divinidad hombre-jaguar.

También se han encontrado vasijas zoomorfas de patos, peces, jabalíes, aves, armadillos y el singular jaguar.

Por todo lo que hemos visto sobre la cultura Olmeca podemos entender por qué es llamada la cultura “madre” pues de ella se desprende la influencia que tuvieron sobre las demás culturas.