Acerca de su religión sabemos que era un pueblo politeísta (adoraban a varios dioses) incluyendo a varios animales.

 

La deidad principal de este pueblo era Xipe Topec, conocido bajo tres nombre: Tec, Xipe y Tlatlauhqui. El primero era el dios mayor, el segundo el dios creador y el tercero el dios astro Sol.

El dios Cocijo, dios de la lluvia se hacía presente en las ceremonias religiosas del Monte Albán precolombino.

Fragmento del Mural de Arturo Garcia Bustos

Los Dioses Fragmento del Mural de Arturo Garcia Bustos

 

Por otra parte se debe mencionar a los dioses creadores llamados Pitao Cozzana y Pitao Nohuichana que eran la representación de la dualidad manifiesta en la mayor parte de las culturas de Mesoamérica.

Y como muchas otras culturas precolombinas, el pueblo Zapoteca tenían profundas raíces en creencias ritualistas.

Como su mundo se desarrollaba bajo la influencia de la Naturaleza desde el nacimiento hasta el momento de morir, cuando un niño nacía se esparcían cenizas alrededor de la choza en donde vivía, esperando ver la marca de las huellas o tona del animal que habría de protegerlo, además de que recibía el nombre del animal como propio.

 

También existía la creencia en los nahuales quienes eran la representación mágica de un hechicero transformado en un animal feroz sin semejanza real con algún animal específico, pero con el objetivo de atacar y dañar a su víctima.

 

Los Zapotecas, como cualquier otro pueblo de la antigüedad, tuvieron que cuidar y defender su territorio de los enemigos invasores que pretendían el dominio total de la importante ciudad de Monte Albán.