Tequila Historia & Renombre Internacional

Hierático y elegante, el agave levanta sus afiladas hojas al cielo. Miles de espadas color verde-azul se alcanzan a ver en el horizonte mientras cae una tarde roja y comienzan a escucharse los sonidos de la noche. Eso es el paisaje agavero, en Tequila, Jalisco, que en 2006 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y es punto de partida de una historia con mucho sabor a México.

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En plena época colonial, aquellos plantíos de agave azul en Tequila eran muy apreciados porque de ellos se extraía material para hacer techos, agujas, punzones y clavos, fibra para elaborar papel y cordones. La sabia de sus hojas servía para curar heridas y hasta las cenizas se utilizaban como detergente.

Alguien, en algún momento, se percató o recordó que el mezcal o corazón del agave se consumía como golosina y que al fermentarse producía un sabroso licor. Los españoles no tardaron en aprovechar este hallazgo y a pesar de la prohibición de fabricar vinos en tierra americana, el “vino de mezcal de Tequila” adquirió gran fama entre los placeres clandestinos.

Ante su gran demanda, la corona española autorizó su elaboración, siempre que se pagara el impuesto correspondiente. Tras la consumación de la Independencia de México en 1821, el tequila cubrió la ausencia de los vinos españoles y asumió el trono como bebida nacional.

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El tequila acaparó los reflectores internacionales durante la Época de Oro del Cine Mexicano, entre 1930 y 1940. Era una botella de tequila el compañero imprescindible de los grandes actores mexicanos en sus aventuras, entre haciendas, caballos y balcones a la luz de la luna, con la música de mariachi como banda sonora.

Hoy, el tequila está protegido con una denominación de origen; es decir: sólo puede ser tequila el destilado de agave azul que provenga de Jalisco y ciertas regiones de los estados de Guanajuato, Nayarit, Michoacán y Tamaulipas, en México.

La industria turística ha contribuido en la consolidación del tequila como icono mexicano al nombrar a Tequila como Pueblo Mágico, y en torno a él ha desarrollado una gran variedad de productos turísticos como el Tequila Express, un tren que parte de Guadalajara y hace paradas en las haciendas tequileras más destacadas de Jalisco, y la Ruta del Tequila, que enlaza a diversas poblaciones relacionadas con la bebida donde se puede disfrutar de estancias en hoteles boutique y practicar turismo de aventura, además de degustar tequilas de distintas marcas.